Estamos ante la serie más cara de la historia y ello conlleva, lógicamente, un vestuario y una ambientación insuperables. Ya está online gracias a la plataforma de televisión Netflix… The Crown, una producción que relata el reinado de la actual soberana del Reino Unido, Isabel II. Sus más de seis décadas en el trono británico ya han comenzado a desarrollarse en esta ficción que, tan solo en su primera temporada de 10 capítulos, ha costado ya 140 millones de euros. Exteriores como el palacio de Sandringham o Kenia (recreada en Sudáfrica) han contribuido (y mucho) a elevar el coste de esta serie fascinante. El reparto encabezado por Claire Foy, Matt Smith y John Litgow no puede estar mejor y el guión es, sencillamente, impecable tras una exhaustiva documentación. Y si a todo ello le sumamos la dirección de Stephen Daldry (responsable de maravillosos films como Billy Elliot, Las Horas y El Lector), ya tenemos todo lo necesario para disfrutar de una obra maestra de la televisión con una protagonista excepcional. Sin embargo, mención aparte merece el diseño de vestuario creado por Michele Clapton (responsable de cuatro temporadas de Juego de Tronos). Su similitud con el que realmente se lució en los hechos que se cuentan es asombrosa, empezando por el vestido de boda de Isabel. Por lo visto, se realizaron hasta seis pruebas para cada vestido que ella o su hermana Margarita lucen y, por ello, el resultado es insuperable. En el año que Isabel II ha cumplido 90 años, este regalo catódico es una grata sorpresa para todos aquellos que disfrutamos de las series históricas (no de época, compararla con Downton Abbey es innecesario). ¿Lo será también para la propia monarca?