Visito la web de la firma española BETOLAZA e investigo en su BIO. Descubro que «se fundó como una respuesta a la necesidad de encontrar artículos que puedan usarse en la realidad cotidiana de las mujeres«. Interesante. Leo que apuestan por «conceptos básicos elevados que se pueden sentir como lujosos elementos esenciales y vestimentas de uniformes, así como piezas atemporales que nunca se exageran«. Mi interés aumenta.
La base de BETOLAZA surge de la visión de su fundadora, María Acevedo, y es una mezcla de dualidades: masculina y femenina, fuerte y delicada, estructurada y fluida, tradicional y moderna. Resumiendo, el objetivo de la firma es crear un universo que busque la feminidad intemporal con un enfoque contemporáneo. Una frase redonda. Y, ahora viene lo más ECOLOVER, esto conlleva «un retorno a los orígenes con las técnicas tradicionales de creación de patrones, modelado y confección y una gran sensibilidad para los tejidos y la gama cromática«.
Así pues y desde 2017, BETOLAZA es sinónimo de equilibrio entre elegancia, minimalismo y funcionalidad. La propuesta es «un homenaje a las mujeres fuertes y seguras que alzan la voz, actúan, se mueven, corren, viven, crean«. Y cada colección se dirige a clientas que entienden y aprecian el valor de la ropa bien hecha, con una historia que contar detrás de ella.
¿Un buen ejemplo de esto último? Su cápsula Summer Kit Explorer de accesorios, realizados uno a uno a mano en su estudio con tejidos de algodón y lino. Todos ellos rinden tributo a destinos exóticos a los que este verano… no vamos a poder ir. Pero… ¡ni falta que hace! A través de la moda se puede viajar tan lejos como se quiera y disfrutar de legendarios enclaves donde reina el glamour y el buen gusto.
