La riqueza cultural colombiana se transforma en moda gracias a una firma que apuesta por el valor de lo artesanal y, sobre todo, por el trabajo digno. ¿Su nombre? OROPÉNDOLA. ¿Suena curioso? Pues hace referencia a unas aves muy populares de las sabanas de la ciudad de Montería. Son de color negro y su pecho es amarillo, expertas en tejer sus nidos como si fueran péndulos. Pero… ¿exactamente cómo surgió este proyecto? Comenzó cuando su fundadora, Carolina Vélez, finalizó sus estudios de diseño en Colombia y decidió viajar a Florencia para realizar un master en el reconocido Instituto Polimoda.
Aunque Carolina siempre fue fiel a la idea de tener su propia empresa, entre sus primeros planes estaba el deseo de trabajar con una comunidad en Tailandia. ¿Su objetivo? Ampliar sus conocimientos sobre producción handmade. Tras ello, regresó a su país de origen para crear una marca totalmente inspirada en sus raíces. Y entonces… «quién se imaginaba que, en un paseo a caballo junto a mi familia, surgiría el nombre: Oropéndola. Desde ese mismo instante supe que representaría de maravilla la identidad de la firma. Porque lleva impregnado la herencia cultural colombiana y transmite su deseo de expandir el conocimiento de técnicas artesanales como el macramé«.
Para Carolina hay palabras que describen a la perfección su firma: «Sin duda alguna, son atemporal, empática y única. De igual modo, me gusta destacar que las piezas de vestuario y joyería que diseñamos logran empoderar por su volumen, lenguaje y expresión«. Para ella “una pieza hecha a mano es siempre una elaboración exclusiva, sin importar que se replique”. En su taller ubicado en Medellín, trabaja con artesanos a quienes apoya y capacita con respecto a las habilidades manuales: «Mi intención es promover el empleo y dar oportunidades para que cada labor sea reconocida».
Willy, es el encargado de liderar la actividad empresarial. También fue quien enseñó las técnicas de tejido a su familia para que también formaran parte del equipo de trabajo: «No sería lo mismo sin ellos, porque parte de la filosofía de Oropéndola es reconocer el esfuerzo detrás de cada confección, otorgándole un valor inigualable. Su actitud, su fuerza y su constante búsqueda por la innovación consiguen que cada pieza sea especial y esconda una historia que contar«. Entre sus must-have destacan los accesorios y vestidos, tan delicados como exquisitos a primera vista: «Nuestras piezas buscan ser eternas en un armario y son perfectas para cualquier ocasión. Son diseños minimalistas pensados para mujeres que quieran verse sofisticadas«. Entre sus materiales ecofriendly destacan el algodón y las fibras orgánicas del plátano. Y por supuesto, todo ello acompañado de nudos decorativos que son parte de su identidad como firma de moda.
Sin duda, estamos ante una propuesta 100% original que cautiva desde el minuto cero. Pero no solo visualmente, también por fomentar la slow fashion y por el orgullo respecto a sus raíces: “He creado un proyecto sostenible que se diferencia de los demás y que es muy exportable. Sin perder nunca de vista la riqueza cultural colombiana en el fascinante ámbito de la artesanía«.
