Vivimos tiempos de anhelo hacia el agua. Principalmente en forma de lluvia. Pero también como esa fuente de vida que, de nuevo y desde hace décadas, se reivindicó el pasado 22 de marzo, su Día Mundial. De poco sirven estas efemérides si realmente no se insiste durante el resto del año en crear conciencia sobre la crisis del agua que sufre nuestro planeta y que ha derivado en sequías por medio mundo.
Pues bien, para tener más presente la importancia vital de este elemento vamos a utilizar el arte de la fotografía a través del trabajo de una artista que, en los últimos años, no ha dejado de fascinarnos con su talento tras la cámara. Su nombre es Denisse Ariana Pérez y su origen… caribeño. Sin embargo, Denisse reside en Barcelona, desde donde trabaja y viaja para captar sus bellas imágenes.
La propia Denisse se define a si misma en su web como «un ser verbal/visual«, y resulta realmente acertado por trabajar como redactora y fotógrafa: «Estoy obsesionada con las palabras, las personas y las imágenes y con encontrar maneras de hacer que hablen entre sí. Como redactora, pienso y escribo para marcas. Como fotógrafa, doy un rostro a la cultura«.
Graduada en Dirección de Arte Interactivo por la prestigiosa escuela Hyper Island de Estocolmo, Denisse está representada en todo el mundo como fotógrafa por la no menos prestigiosa Probation Agency de Londres. Así pues, prestigio es un término acertado para definir el status profesional en el que esta profesional de la creatividad se mueve.
Pero volvamos al agua. Porque es la protagonista de gran parte de la obra de Denisse. Al menos de su primer libro de fotografías titulado… Agua. Y cuya primera edición de 2021 se terminó agotando. Esta primavera de 2023 verá la luz su segunda edición y, por ello, es el momento oportuno para celebrar el regreso de una obra que, desde ECOLOVER, consideramos reveladora y muy, muy estimulante.
No fue hasta que Denisse comenzó a apreciar los poderes restauradores y curativos del agua a través de algunas experiencias espirituales en América del Sur cuando descubrió cuál sería el leitmotiv de su trabajo. Fue entonces cuando la fotógrafa viajó por todo el mundo con la esperanza de “capturar diferentes tonalidades y formas de agua”, inspirada por un nuevo respeto hacia la fuerza vital de nuestro planeta.
Su libro presenta el agua en todo el mundo como una matriarca omnipresente, una fuente constante de protección y alegría. Hay una quietud teatral en el trabajo de Denisse. A menudo se fotografía a las personas en expresivas posiciones, pero siempre en paz, rodeadas de tranquilidad. Agua se fotografió en Uganda, Senegal y Dinamarca (tenía la intención de viajar a Asia, pero la pandemia interrumpió esos planes) y, a pesar de que el trabajo se completó en escenarios muy diferentes, el enfoque y el mensaje siempre se mantienen constantes.
Impulsada por una obsesión hacia los seres humanos en su conjunto, su obra busca explorar, exponer y honrar la belleza que ve en los demás. El agua, que siempre ha estado presente tanto en la vida como en el trabajo, le permite acercarse disolviendo fachadas y derribando muros para celebrar lo que se encuentra dentro. Desde las corrientes más frías de Escandinavia hasta los cálidos lagos rosados de Senegal, este libro es un viaje íntimo e interminable de exploración humana que captura una relación vital y mágica entre las personas y el agua.
Tras el éxito de esta obra, Denisse se atrevió con el proyecto Black Girls Surf, que documenta el movimiento para enseñar a mujeres jóvenes en la diáspora africana sobre cómo surfear, y también ha publicado numerosas series de niños y hombres en el agua. Al final y como comenta en su web, su trabajo fluye hacia destinos acuosos que, por el momento, parece inevitables: “Sigo volviendo a las escenas de agua. Sigo volviendo a ríos y lagos. Sigo volviendo a los océanos”.
