En los últimos años hemos visto cómo muchos profesionales de distintas disciplinas se replanteaban su modelo de trabajo, concienciados con los problemas medioambientales que, a día de hoy, continúan deteriorando la salud de nuestro planeta. Especialmente en ámbitos como la moda, el arte o la arquitectura, cada vez son más los profesionales que deciden redirigir su perspectiva creativa hacia prácticas más conscientes, responsables y solidarias con nuestro ecosistema.
Entre los nombres que resuenan con más fuerza en la actualidad se encuentra Niccolo Casas, arquitecto y profesor italiano desde hace más de una década, y creador de una multidisciplinaria práctica de investigación y arquitectura que promete romper todos los esquemas. Ésta sirve como intersección entre diferentes campos de especialización con el propósito de ofrecer una visión innovadora, única y vanguardista.
Pese a que comenzó a forjar su carrera en su ciudad natal, Florencia, fue en Bruselas —concretamente, en la universidad de ISA Saint-Luc— donde obtuvo su Maestría en Arquitectura. Y no fue por casualidad. En ese momento, Bélgica y Países Bajos eran considerados el epicentro arquitectónico europeo gracias a figuras tan destacadas como Rea Koolhaas, Ben Van Berkel o Xavier De Geyeter.
Para él cobraba sentido, por tanto, culminar allí sus estudios, motivado por volver a casa enriquecido con una cultura y una perspectiva creativa diferentes a las de Italia. De hecho, fue en este período cuando aprendió todo lo relacionado con la fabricación de modelos en 3D, sus múltiples posibilidades artísticas y cómo podía incorporarlo a su trabajo en la arquitectura.
Con la llegada de la década de 2010 llegó también un giro de 180º en su trayectoria que dio pie a un nuevo rumbo multidisciplinar. Incentivado, sobre todo, por el auge de las redes sociales e internet, ya que le permitían intercambiar conocimientos y trabajar con cualquier persona de cualquier lugar del mundo.
Comenzaron así las sinergias con otros profesionales, un pilar fundamental en su obra desde entonces, que abarca otras disciplinas más allá de la arquitectura, como son la tecnología de la moda, la informática, el sector automovilístico o la medicina. En su portfolio figuran innovadores nombres como Iris Van Herpen —con quien ha repetido en diversas ocasiones— y Anouk Wipprecht, el Circo del Sol, Volkswagen, Intel o el equipo de investigación del MIT Em.
Paralelamente, Niccolo se ha sentido siempre fuertemente vinculado al mundo de la enseñanza. Por este motivo, ha ejercido como docente en numerosas ocasiones en escuelas de arte, diseño industrial, confección, ingeniería y arquitectura dentro y fuera de Europa: “Es fundamental preservar y fomentar la curiosidad de los estudiantes hacia cuestiones y técnicas no estrictamente disciplinarias. La diversidad cultural, social y disciplinaria es el recurso más importante en la educación contemporánea”, comentaba en una entrevista.
En los últimos años, Niccolo ha desarrollado una visión más consciente del mundo en el que vivimos y la terrible situación que, en consecuencia, atraviesa nuestro planeta. Una reflexión que le ha llevado a plantearse usar sus conocimientos y aptitudes para contribuir de forma positiva. Su pensamiento parte de la premisa de que “para tener un verdadero impacto en la redefinición de la futura vivienda sostenible, la arquitectura debe reinventarse como una nueva disciplina centrada en la construcción de espacios colaborativos”.
Este es el principal motivo por el que, hace unos años, decidió asociarse con la organización ambiental y la red de colaboración global, Parley for the Oceans. ¿Su objetivo? Demostrar cómo la arquitectura puede fomentar el alcance de una economía circular, que funcione en armonía con el ecosistema.
El resultado tangible de esta alentadora unión recibe el nombre Plasticity, proyecto que fue seleccionado para representar al grupo/equipo de investigación italiano en la Bienal de Arquitectura 2021 en Venecia. Se trata de una escultura de 3,6 metros de altura, impresa en 3D por la empresa de fabricación robótica Nagami y fabricada con Parley Ocean Plastic®. Este material se crea a partir de residuos plásticos reciclados recuperados de islas, aguas y costas remotas por la Red Mundial de Limpieza de Parley.
Tal y como se explica en su web, “Plasticity quiere advertirnos sobre el impacto medioambiental y ético de nuestras acciones cotidianas: los plásticos son el símbolo extremo del egoísmo y la miopía humanos. Creados en su mayoría para usos únicos no necesarios, afectan a la vida terrestre y marina desde hace siglos”. De este modo, la instalación demuestra cómo los plásticos marinos interceptados pueden transformarse en construcciones de vanguardia que sirvan para sensibilizar sobre los problemas de los océanos. Y, por consiguiente, para desencadenar acciones en apoyo de su limpieza y de la investigación sobre bioplásticos.
