fbpx

Envíos gratis si tu eco shopping supera los 30 €

Envíos gratis si tu eco shopping supera los 30 €

Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Envíos gratis si tu eco shopping supera los 30 €

Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

¿Por qué la COPENHAGUE FASHION WEEK se ha convertido en un ejemplo a seguir para las capitales de la moda?

|

28 julio 2023

Una nueva Copenhague Fashion Week (en adelante CPHFW) llegó a su fin y nosotros seguimos con la mente puesta en todo lo que pasó allí. Del pasado 30 de enero al 3 de febrero, la capital danesa acogió la presentación de los desfiles correspondientes a la temporada otoño/invierno 2023. Y la convocatoria ha demostrado, una temporada más, llevar la delantera en cómo organizar un evento de este calibre generando un impacto positivo, no solo en la industria, sino también en el planeta.

Desde hace varias temporadas, la CPHFW destaca por haber demostrado un firme compromiso y responsabilidad con el medioambiente. Pero ha sido esta última edición cuando lo evidente se ha hecho más claro que nunca: se trata de la semana de la moda más sostenible del mundo. Desde los avances que las 25 firmas que conforman el calendario oficial han llevado a cabo en este sentido en los últimos dos años, hasta las acciones realizadas en la producción y organización de cada desfile.

CPHFW

Sin embargo, la CPHFW no resulta fascinante para el público y la industria únicamente por esta razón. La verdadera protagonista de esta celebración sigue siendo la moda y, en este sentido, las propuestas vistas sobre la pasarela han demostrado (de nuevo) estar a la altura de las circunstancias.

La creatividad, la estética y el afán por disfrutar al máximo de este arte no se han visto comprometidos en absoluto por esta premisa. Todo lo contrario. Solo hay que revisar los desfiles de (Di)vision, Rotate o A. Roege Hove para confirmarlo. Teniendo en cuenta todo esto… la cuestión es: ¿empezarán de una vez por todas el resto de fashion weeks a tomar ejemplo de su tocaya danesa?

La sostenibilidad, un requisito sine qua non

El nombramiento de Cecilie Thosmark como CEO de la CPHFW en 2018 supuso para el evento el verdadero inicio de su carrera de fondo para conseguir que fuera más responsable con el medioambiente. Desde su llegada, se llevaron a cabo ciertos cambios en la organización de los desfiles para reducir su huella de carbono. Y fue en 2020 cuando, de manera oficial, se puso en marcha un auténtico plan de acción en este sentido.

De este modo, se establecieron una serie de requisitos esenciales (en total 18) en torno a materiales, diseño, mano de obra, prácticas comerciales y compromiso con el consumidor, que las firmas deben cumplir para poder participar. Además, deben responder a 58 preguntas adicionales, entre ellas, si han firmado objetivos en colaboración con la ciencia para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero o si su cadena de suministro está libre de deforestación.

Tras dos años de pruebas piloto, esta temporada ha sido la primera edición de la CPHFW que ha implementado completamente todo lo anterior. A excepción de una firma cuyo nombre no se ha dado a conocer, el resto de nombres del calendario han cumplido a rajatabla dichos requisitos. Un dato que es un verdadero hito si se tiene en cuenta el poco margen de tiempo con el que se han conseguido llevar a cabo los cambios y medidas exigidas.

Entre las más reseñables destaca la demostración del uso de, al menos, un 50% de materiales certificados, reciclados, reciclables o procedentes de deadstocks de tejidos para confeccionar la colección, así como su compromiso durante toda la cadena de suministro y el proceso de producción. Asimismo, la escenografía y la producción del show deben ser zero waste, motivo por el que las invitaciones eran reciclables, la comida servida en las after parties fue vegana o los coches para transportar a los invitados eléctricos.

Tal y como señalaba en British Vogue Amalie Røge Hove, fundadora y directora creativa de la firma A. Roege Hove, “estos estándares de la CPHFW nos han hecho emprender una serie de iniciativas para mejorar nuestras prácticas sostenibles, y nos han ayudado a establecer objetivos para aquellas áreas con las que hemos trabajado menos. Permanecer en el camino correcto y mantener nuestro enfoque es lo importante. También a desarrollar un lenguaje común en la industria, especialmente en la nórdica, para lograr juntos los objetivos en los que estamos poniendo todo nuestro esfuerzo”.

En cuanto a la propia organización del evento, la CPHFW cuenta con diferentes acciones que contribuyen a compensar la huella de carbono que las actividades relacionadas con este tipo de eventos suelen emitir. Porque no olvidemos que no solo la producción de la colección genera un impacto en nuestro ecosistema, sino que según investigadores, un momento tan efímero como es un desfile (su duración no suele superar los 10-15 minutos) puede llegar a producir aproximadamente unas 241.000 toneladas de emisiones de carbono. Es decir, lo equivalente a la energía utilizada para iluminar la Torre Eiffel durante 3060 años.

Para cerrar el círculo, otro dato importante a tener en cuenta es que la CPHFW ha sabido financiarse a través de sponsors que encajan con su visión y valores en materia de sostenibilidad. Algo que no podemos decir de las ediciones celebradas en el resto de capitales de la moda. En las que las acciones reales (no las que lo aparentan) en materia de sostenibilidad brillan por su ausencia.

Compromiso y talento, el tándem (sostenible) perfecto

Tal y como señalábamos al principio, el encanto y el valor de la CPHFW reside en saber combinar con éxito talento, moda, espectáculo y responsabilidad social y medioambiental. El cumplimiento de esta fórmula ha sido clave para la edición otoño/invierno 2023, en la que no se ha echado de menos ninguno de estos componentes.

El espectáculo más viral de la CPHFW ha estado servido (nunca mejor dicho) por la firma de upcycling (Di)vision, que ofreció a los asistentes una sobremesa con espectáculo incluido. Mientras una banda de jazz tocaba temas de Linkin Park o Avril Lavigne, en sintonía con la vocación grunge de la colección, los modelos desfilaron alrededor de mesas en las que reposaban patatas fritas y botellas de vino abandonadas. ¿El postre? Sarah Dahl, novia del diseñador Simon Wick, levantándose de una de ellas y llevándose consigo el mantel que, en realidad, era la cola de su vestido.

CPHFW

Roege Hoeve también nos regaló uno de esos momentos que se quedan en la retina al inicio del desfile, construyendo a mano uno de sus impecables diseños de punto sobre una modelo en riguroso directo, mostrando así el delicado carácter artesanal de sus piezas. Junto a ella, Selam Fessahaye (finalista del Premio de Sostenibilidad Zalando), ALPHA, Helmstedt o Holzweiler han demostrado en la CPHFW como ecología, diseño, creatividad y fantasía no son términos antagónicos. Sin olvidar a las ya veteranas Saks Potts, Ganni, Skall Studio o Aeron, cuyas propuestas son un genuino elogio a la estética y el impecable diseño nórdico.

Un casting de modelos inclusivo y diverso, escenarios cuidadosamente seleccionados y preparados y una fuerte apuesta por el talento emergente se han convertido, junto a la sostenibilidad y la celebración de la moda, en santo y seña de la CPHFW. Y, sin duda, en su mejor baza para ir por delante y marcar la diferencia en una industria en la que todavía queda mucho por hacer en este sentido.

Compartir en las redes

Visita nuestra tienda de productos eco

Visita nuestra tienda de productos eco

15% descuento

En tu primera compra de Ecolover Market al suscribirte a nuestra newsletter

Al suscribirte a nuestra newsletter aceptas nuestra Política de Privacidad