La riqueza cultural peruana se transforma en moda ética gracias a esta marca que reivindica el saber ancestral y la identidad de su región
Ha pasado ya una década desde que su fundadora, Griela Pérez, comenzó a plasmar la cultura del Perú en las prendas artesanales y creativas de una marca también conocida más brevemente como Agustina. La historia comenzó cuando diseñó una falda (o pollera) colorida para su hija, Agustina, con la intención de conectarla con sus raíces cusqueñas.
Pues bien, lo que empezó como un hobby confeccionando faldas para las hijas de sus amigas se convirtió en un gran éxito a nivel internacional: “Mis faldas se convirtieron en un hit que todas querían tener. Y al adentrarme en este proyecto, experimenté una profunda conexión con estas prendas. Admiro que en cada tejido se entrelacen las historias y tradiciones de los pueblos peruanos. Por eso, sentí la necesidad de difundir y honrar la labor de estos guardianes culturales a través de una moda ética”.
Moda ética… desde los inicios
Griela estudió diseño gráfico y dirección de arte en la reconocida escuela Toulouse Lautrec de Lima. Y tras graduarse, se dedicó a viajar al interior de su país para capacitar en dibujo técnico a diversos artistas populares como tejedoras de la tercera edad, ebanistas y ceramistas: “Fue una experiencia muy gratificante, ya que me permitió adquirir un profundo conocimiento del arte tradicional y las técnicas heredadas del pasado”.
Cultura, conciencia e identidad son las palabras que mejor describieron desde el comienzo su proyecto Las Polleras de Agustina. Una marca que nació desde el corazón, ya que para su fundadora lo más importante siempre ha sido y es crear moda ética y responsable. Por ello, siempre trabaja mano a mano con comunidades de artesanos y artesanas locales, otorgándoles visibilidad y apoyando su gran talento.
¿Su principal objetivo? Reivindicar sus raíces a través de diseños hechos a mano con técnicas ancestrales andinas. Por eso, sus bordados están inspirados en retratos ayacuchanos y realizados por artesanos de Huamanga. Griela tiene una profunda admiración por el traje tradicional peruano, el cual representa los colores, las montañas y la historia de su país.
Empoderando las faldas (o polleras)
A pesar de que las faldas continúan siendo su must-have, también diseña todo tipo de prendas, bolsos, sombreros y hasta zapatos. Para ella, la mejor forma de defender la slow fashion es lanzando, únicamente, 3 colecciones anuales, en las que utiliza fibras naturales autóctonas como la lana de oveja, la alpaca y el algodón. ¿La mejor parte? Evita el desperdicio reciclando las telas y materiales que sobran para fabricar muñecos y complementos para el hogar.
Sin embargo, la mente ingeniosa de Griela no deja de sorprendernos. Siempre busca crear propuestas únicas y exclusivas, en las que converjan creatividad y legado cultural. Su misión es difundir la identidad peruana a través de prendas desvalorizadas, como la falda o pollera tradicional andina: “Ha sido un desafío educar al consumidor sobre el valor de este producto y, sobre todo, cambiar los hábitos de consumo en mi país. No es fácil enfrentarse con un mercado que tiende a promover tendencias occidentales sin valorar lo propio. Mi dedicación y mi perseverancia han sido los dos pilares importantes para seguir impulsando este cambio”.
Slow fashion con trasfondo activista
A día de hoy, esta firma de moda ética con propósito cuenta con certificación B al ser responsable tanto con el medioambiente como con la sociedad. Incluso, fue premiada por la organización mexicana de reforestación Los Bóscares gracias a la iniciativa Alianza Forestal, con la que se fomenta la conservación de los bosques amazónicos.
En tres años, Griela visualiza su marca como un referente sólido en el mundo de la slow fashion: “Nos estamos esforzando por expandirnos dentro y fuera de nuestras fronteras. Diseñando piezas innovadoras que mantengan la calidad y el compromiso con la preservación de las tradiciones culturales del Perú. ¡Vamos a empollerar el mundo!”.
Asimismo, destaca que, a través de la moda ética de Agustina, espera crear una comunidad donde se promueva un estilo de vida consciente y sostenible: “Al tomar decisiones pensadas de manera responsable, nos convertimos en mejores seres humanos… capaces de contribuir positivamente en nuestro hermoso planeta”.