También conocido como wabi-sabi, se trata de un concepto centrado en apreciar la belleza en la imperfección para conectar con el presente
El ser humano ha vivido, desde siempre, sumido en una constante búsqueda de la perfección, cimentada sobre aspectos como la riqueza, el consumismo, el éxito profesional, el miedo al fracaso o la obsesión con la eterna juventud. Una quimera inalcanzable que impone la felicidad como recompensa y no como estado de ánimo, lo que nos lleva direct@s a la frustración, el inconformismo, la insatisfacción y la desconexión con nosotr@s mism@s.
Wabi sabi: significado del término
Es algo inmediato. Lo primero que nos preguntamos al oírlo es: ¿qué significa wabi sabi? Y la respuesta es sencilla: wabi está relacionado con la «soledad» y wabi con «envejecer». Así de primeras su connotación es… bastante negativa. Pero atención porque la filosofía del mismo nombre no va por ahí y le da la vuelta a este inicial pesimismo.
“Acabamos instalados en un estado de ansiedad continuo, buscando desesperadamente la felicidad”, se lee en una de las primeras páginas del libro Wabi Sabi: aprender a aceptar la imperfección, del psicólogo Tomás Navarro. Esta afirmación le sirve como base para presentar la filosofía wabi sabi, un método japonés que nos invita a vivir una vida más natural, modesta, presente y consciente. En definitiva, una vida más feliz.
Ponerla en práctica implica aprender a apreciar la riqueza que posee la sencillez, el valor en lo impermanente y la belleza en la imperfección. Ya sea en nuestra propia vida o en los distintos ámbitos en los que se aplica, como la arquitectura, el diseño de interiores, la jardinería o la alimentación.
Una auténtica filosofía de vida
El autor del libro Wabi-Sabi: for Artists, Designers, Poets and Philosophers, Leonard Koren, brinda una de las definiciones más acertadas al referirse al estilo wabi sabi como “aquella belleza imperfecta, impermanente e incompleta”. Lo que empezó como una tendencia estética ha ido, durante siglos, evolucionando hasta convertirse en una filosofía de vida.
Esta filosofía nos ayuda a ser y estar en el momento presente, a cultivar la gratitud, a no poner el foco en lo que no tenemos y sí valorar aquello que nos hace únicos. Se trata de un cambio de actitud que ayuda a mirar la vida con otros ojos, con unos que conectan con la simplicidad y llegan hasta la raíz más pura de aquello que ven.
Los orígenes del estilo wabi sabi se remontan a siglos de antigüedad, concretamente a la época de la dinastía Song en China entre los años 960 y 1279. Más tarde se instaló entre las bases del budismo zen y, posteriormente, Japón lo adoptó como un pilar fundamental de la cultura nipona a través de su tradicional Ceremonia del Té.
Como hemos advertido al principio, wabi sabi no es, realmente, un término con una traducción literal, sino un concepto formado por dos palabras con significado individual. Por un lado, wabi hace referencia a la belleza de lo simple, a la elegancia discreta y humilde; por otro, sabi también se puede traducir como “oxidarse” y alude a la idea de encontrar la perfección en aquello que cambia y envejece, en aquello que refleja los signos de la transitoriedad de la vida.
Por tanto, podríamos decir que la filosofía wabi sabi representa la aceptación y apreciación de la belleza en la degradación innata que implica el paso del tiempo, así como en la huella que este inevitable devenir va dejando en las personas, en la naturaleza o en las cosas materiales.
El wabi sabi te puede ayudar a…
- Aprender a vivir en el presente. Muchas personas pasan tanto tiempo con la mente en el futuro y en intentar cumplir a rajatabla su plan de vida, que se olvidan de disfrutar del aquí y ahora. El wabi sabi nos libera de exigencias, nos ayuda a conectar con el presente y a dar importancia a las pequeñas cosas que conforman nuestro día a día.
- Conectar con lo auténtico de la naturaleza (y de nosotr@s mism@s). La vida de cualquier ser vivo transcurre en un estado constante de transformación. Crecer, envejecer y morir forman parte del proceso y, gracias al wabi sabi, aprendemos a abrazar las marcas, físicas y emocionales, que nos origina dicha transición.
- Valorar lo que tenemos. Gran parte de la sociedad vive en un estado permanente de insatisfacción debido a que fundamentan su ideal de felicidad en aquello de lo que carecen (y que muchas veces es inalcanzable). El wabi sabi nos enseña a desviar el foco del exterior para encontrar el bienestar en cada detalle de nuestra vida.
- Encontrar la belleza en la imperfección. El propósito fundamental del estilo wabi sabi es saber apreciar las rarezas individuales, porque ahí es donde reside la esencia más genuina y bella de cada un@. Cuando dejamos de perseguir la perfección, alcanzamos la serenidad, la libertad y la paz interior.
- Cultivar la aceptación. De cada situación que experimentamos, sea para bien o para mal, podemos extraer una lección de vida que nos hace evolucionar y trazar nuestro camino. Al aplicar la filosofía wabi sabi somos capaces de aceptar ese crecimiento desde un prisma constructivo en el que no tienen cabida la frustración ni la autoexigencia.
El estilo wabi sabi y el interiorismo
Como comentábamos, la filosofía wabi sabi nació estrechamente ligada al plano estético y cuenta con cada vez mayor relevancia en el ámbito del interiorismo, ya que encuentra en los materiales, los colores o las texturas una de sus mejores formas de expresión. De hecho, en los últimos años se ha convertido en una de las tendencias más relevantes en el diseño y la decoración de espacios. Y su popularidad no deja de crecer.
En este campo, el estilo wabi sabi apuesta por ensalzar las bondades estéticas de lo natural, en su versión más pura, honesta y elemental. Las piezas recicladas, las paredes agrietadas, las superficies irregulares, los metales oxidados, las formas asimétricas o la madera sin pulir son algunos de los elementos clave de este tipo de decoración, cuyo carácter rústico y sin pretensiones brinda calma y serenidad.
Sin perder de vista el lema “menos es más”, los espacios decorados con este estilo evitan los ambientes recargados y se centran en lo verdaderamente esencial. A primera vista se asemejan al minimalismo, pero a diferencia de esta corriente, el wabi sabi celebra la imperfección, la asimetría y lo no convencional. Por último, su paleta cromática se inclina por tonalidades neutras, claras y apagadas que transmiten cierta sensación de melancolía y conectan directamente con la naturaleza.
