Existe una sensación generalizada en la actual sociedad de que el capitalismo, tal y como existe actualmente, está roto. Y mientras algun@s pueden verlo de manera fatalista en plan da igual lo que hagamos o cómo compremos, la certificación B Corp lo ve como una invitación para reimaginar la forma en que pueden funcionar las economías y los negocios.
Creada a través de B LAB, una organización sin fines de lucro que dedica sus esfuerzos a fomentar que las empresas se utilicen para el bien social y medioambiental, la citada certificación de terceros lleva ya más de una década siendo utilizada por marcas de moda y belleza con un propósito como podrían ser Eileen Fisher, Patagonia, The Body Shop, ECOALF o Kotn.
Básicamente, la certificación B Corp es un sello de aprobación para las empresas que han demostrado su compromiso de hacer el bien. Es otorgado por B Lab a las empresas que han cumplido con «estándares rigurosos de desempeño social y ambiental, responsabilidad y transparencia«, según su website oficial. Una vez que las empresas obtienen la certificación en cuestión, pueden usar ese sello de aprobación para atraer clientes, futuros empleados e inversores.
¿Cómo pueden demostrar las marcas que merecen la certificación B Corp? Respondiendo a la Evaluación de Impacto B. Esta evaluación es, esencialmente, un cuestionario que pregunta sobre cada detalle de cómo opera una empresa. Y las preguntas se dividen en cinco categorías. El primero, gobernanza, investiga sobre cómo se gestiona la empresa, si la junta directiva revisa anualmente el impacto medioambiental o si la compensación del director ejecutivo está vinculada al logro de ciertas métricas medioambientales o sociales.
El segundo, trabajadores, trata sobre si los éstos reciben un salario digno y pregunta si existen medidas para promover su salud y seguridad en el trabajo. La tercera categoría, comunidad, indaga sobre si las mujeres y las minorías raciales tienen presencia en la empresa, o sobre si los proveedores son evaluados por sus propios impactos sociales y medioambientales.
La cuarta categoría trata de nuevo sobre el impacto medioambiental y pide a las empresas que rindan cuentas de sus emisiones de gases de efecto invernadero y del abastecimiento de materias primas. Y la última, pregunta si las marcas cuentan con los canales adecuados para escuchar los comentarios de los y las clientas.
Una vez que una empresa completa la evaluación B Corp, necesita una puntuación de 80 o más sobre 200 puntos para que sea elegible para conseguir la certificación. Tras ello, se produce una reunión virtual con un miembro del personal de B Lab (en la imagen de abajo, la delegación de España) para revisar las respuestas, hacer más preguntas y revisar de manera confidencial la documentación que respalde el reclamo.
Después, atención, hay que pagar. B Lab ejecuta una escala móvil de tarifas según el tamaño de las empresas, que van desde $1,000/año para empresas con ingresos de hasta $150 mil, hasta $50 mil por año para empresas con ventas superiores a $750 millones. Y, como último detalle a tener en cuenta, la certificación B Corp solo dura tres años, después de los cuales se debe volver a pasar por el proceso para demostrar que se sigue haciendo un buen trabajo.
Llegad@s a este punto, la pregunta es… ¿por qué molestarse en conseguir la certificación B Corp? Por supuesto, se puede ser un negocio sostenible sin tenerla, pero en un mundo donde la mayoría de la Generación Z (54% de la población) afirma que está dispuesta a gastar un 10% incremental o más en productos sostenibles, y un 50% de millennials dice lo mismo… una certificación significa que sus clientes no tienen que confiar tanto solo en su palabra. Porque da la tranquilidad de saber que, legítimamente, está haciendo algo para mejorar el mundo.
Es inevitable añadir que, además de los posibles beneficios comerciales y de marketing, la existencia de la certificación B Corp ha creado un auténtico movimiento. Si suficientes empresas la obtienen, se convierte en una expectativa. Y con el tiempo, puede comenzar a parecer realmente negativo que una empresa no esté certificada, lo que puede generar preguntas sobre por qué aún no ha sido acreditada. Si eso significa que tienen que cambiar sus prácticas de trabajo, entonces mucho mejor.
A pesar de todo ello, la certificación B Corp no es inmune a las críticas. Se afirma que es demasiado general; que no va lo suficientemente lejos o que ayuda a fomentar la práctica del greenwashing. También que no es legalmente exigible; que hay demasiado auto informe y que hay una falta de impacto cuantificable. Y existe el argumento de que convertirse en una empresa B Corp no debería ser necesario.
Es obvio que, como cualquier certificación, la opción B Corp no es perfecta, pero cierto es que su evolución está mejorando continuamente teniendo en cuenta las anteriores críticas… y algunas más. Desde ECOLOVER seguiremos observando e informando cobre cómo el universo B Corp se expande. Esperemos que para bien y no para mal.
