Con la llegada de la primavera… nos hemos centrado en dar consejos para mejorar la calidad del sueño o para revitalizar el día a día a través de zumos energizantes. Pues bien, el tercer post que completa esta trilogía primaveral tiene que ver con disfrutar del aire libre y descubrir los denominados baños de bosque.
De origen japonés, los baños de bosque o Shinrin Yoku son una técnica de terapia a través de la naturaleza que se originó a principios de los años 80. Básicamente consiste en caminar o sentarse en los bosques, con el objetivo de alcanzar un estado de relajación y tranquilidad. Por ello, están diseñados para ayudar a las personas a conectar con la naturaleza y establecer una relación más profunda con ella para a su vez… experimentar una conexión más profunda con un@ mism@.
Los baños de bosque se han vuelto cada vez más populares en los últimos años y se han extendido a otros lugares del mundo. ¿La principal razón? Pueden llegar a ser una experiencia muy curativa. Pueden ayudar a liberar el estrés y promover la creatividad, así como mejorar la salud mental y física. Además y obviamente, también pueden ayudar a las personas a conectar con la vida silvestre y a apreciar más el medioambiente.
Recientemente se publicó un post en Vogue.com dedicado a los baños de bosque y su autora, Dana Covit, lo comenzaba de este modo: «El árbol es más fresco al tacto de lo que esperaba. Acerco la nariz a la corteza e inhalo profundamente, apretando los ojos con fuerza para centrar mi atención. El olor es tostado, familiar. Coloco mis manos sobre la superficie áspera y, para mi sorpresa, me encuentro murmurando «hola». En otras partes del parque, otros están inspeccionando las hojas de cerca; algunos están sentados en silencio debajo de los árboles, y una mujer sonríe ampliamente, mirando a los pájaros que surcan el cielo. Suena una campana y nos despedimos, uniéndonos para formar un círculo informal«.
El párrafo a modo de intro al tema describe a la perfección la experiencia inmersiva de la periodista al animarse a disfrutar de los baños de bosque. Y refleja las sensaciones que se esconden tras una actividad de estilo outdoors que, sin duda, gana adept@s sin parar en esta era post-pandémica que nos ha tocado vivir. Una era en la que la búsqueda del bienestar personal se ha convertido en una auténtica necesidad.
Desde el punto de vista médico, se ha comprobado que, durante los baños de bosque, al caminar en un entorno más verde se producen niveles más bajos de cortisol, disminuye la actividad del nervio simpático (también conocido como lucha o huida) y la presión arterial y se ralentiza la frecuencia cardíaca. Aparte, el estado de ánimo mejora y la ansiedad disminuye. Y un detalle particularmente mágico es que los fitoncidios, esos compuestos orgánicos aromáticos que emiten los árboles y hacen que un bosque huela tan bien, estimulan nuestro sistema inmunológico.
Para disfrutar de los baños de bosque de forma correcta no existe una normativa o unos rituales que deban cumplirse. Pero sí algunas recomendaciones como estas:
- No tengas prisa, se trata de olvidar la lista de tareas y la agitación cotidiana.
- No compitas, ni con otr@s ni contigo mismo.
- Respeta el silencio, para poder oír lo que las hojas, las rocas o las hierbas del bosque te tienen que decir.
- Acércate y explora lo que te atrae, tócalo libremente y siente su energía.
- Escucha tus pasos con atención plena.
- Respira profundamente para que percibas los aromas del bosque y puedas embriagarte de ellos.
- Observa qué se mueve y cómo se mueve sin llegar a sobreanalizarlo.
- Y antes de dejar el bosque… dale las gracias por lo que has recibido.
En España hay magníficos lugares donde puede disfrutarse de los baños de bosque, ya sea por cuenta propia o con la ayuda de expert@s en la materia que organizan excursiones, talleres y vivencias. A continuación, un top 5 de parajes en los que adentrarse y… renovarse por dentro.
Bosque de Muniellos (Asturias)
Este bosque se encuentra en el Parque Natural de las Fuentes del Narea y está considerado una reserva natural integral. Es una auténtica joya forestal, no sólo de España, sino de Europa. Ha sobrevivido a las talas excesivas y en 1973 se protegió y repobló, por lo que sólo pueden acceder a él 20 personas al día. Para realizar baños de bosque se puede escoger entre la «ruta del río», más corta y sencilla, y otra más larga y difícil denominada «ruta de Fuenculebrera».
Sendero del Bosque Encantado (Tenerife)
Ubicado en el Parque Rural de Anaga, es una de las áreas geológicamente más antiguas de Tenerife. Su nombre se debe a lo retorcido de los troncos de sus árboles, llenos de musgo e intercalados entre palmeras. Solo 45 personas al día pueden entrar para baños de bosque, su sendero es de fácil acceso y el tiempo en recorrerlo varía según la persona y el tiempo que necesite para disfrutarlo, pero suele ser de aproximadamente dos horas.
Parque Natural Monte Aloia (Galicia)
Considerado uno de los más bellos bosques de Galicia, está ubicado en la Sierra del Galineiro. Gran parte de su superficie esta habitada por árboles, más o menos el 80%. Entre las especies para contemplar y disfrutar con los cinco sentidos durante baños de bosque hay cipreses, abetos, castaños y cedros. Es un parque natural pequeño de 746 hectáreas. La entrada al parque es libre y hay ocho itinerarios distintos entre los que escoger.
Atención a los impresionantes hayedos de hasta 30 metros de altura de este bosque. Se encuentra ubicado en Ciñera de Gordón, es de fácil acceso y su recorrido es sencillo contando con varias rutas para realizar baños de bosque en dos horas. En este paraje se puede admirar una de las hayas más longevas, llamada Fagus, con 500 años de vida y un perímetro de base de seis metros. Por ello es uno de los 100 árboles más singulares de España.
Parque Natural de la Sierra de Collserola (Barcelona)
En este parque trabaja el equipo de Álex Gesse, guía y fundador del Instituto de Baños de Bosque, y también autor del recomendable libro Sentir el Bosque. Tiene una extensión de más de 8.000 hectáreas y es considerado el mayor parque metropolitano del país. Posee encinas, robles y pinos carrascos centenarios y se caracteriza por su ambiente sombrío y húmedo debido a la fuerte densidad de las copas de los árboles que impide que la luz del sol penetre fácilmente. Dispone de ocho itinerarios.
