A medida que la hiperfijación del movimiento body positivity en la belleza se vuelve sofocante, he tenido que revisar el concepto con la ayuda de expert@s para descubrir un nuevo enfoque del amor propio. Y es que, cuando una amiga contrajo el coronavirus y, en consecuencia, estuvo en cuarentena durante casi un mes entero, aumentó su peso en unos cuantos kilos.
Lo que le pesó no fue la fatiga del aislamiento (que también). Tampoco fue el dolor muscular. Por duro que parezca, su carga más pesada fue, literalmente, su nuevo peso. Aumentar unos kilos en la cuarentena fue lo que abrió un agujero en su frágil autoestima y le obligó a cuestionar un movimiento que seguía desde hace tiempo: el body positivity.
Ella misma me contaba la cantidad de veces que miraba su cuerpo en el espejo o en cualquier superficie vagamente brillante y cuánto le preocupaba. Por esta razón comencé a investigar si el movimiento body positivity no se estaba quedando… ¿un poco obsoleto?
¿Puede llegar a ser la actitud body positivity algo tóxica?
Los mantras del body positivity o positividad corporal saturan tanto que, en ocasiones, se produce el efecto contrario al de ayudar. Se supone que las personas debemos sentirnos cómod@s con cualquier silueta y amar todos nuestros rasgos físicos. En este sentido, el movimiento en cuestión provoca una tremenda presión.
El body positivity surge inicialmente para empoderar a personas con sobrepeso y cuestionar las maneras en que la sociedad presenta y observa el cuerpo humano: “En base a esta definición, empoderar a personas con sobrepeso es empoderar, realmente, a personas con trastornos de alimentación que conllevan tener problemas de salud a corto y largo plazo. Este es el primer error grave que comete este movimiento”, asegura Daniel Orozco, psicólogo general sanitario.
Lo cierto es que l@s expert@s coinciden en que este movimiento fomenta hábitos y comportamientos poco saludables. Y el optimismo tóxico del body positivity ha traído consigo las críticas por parte de celebrities como la cantante Lizzo, de acuerdo con las ideas principales del movimiento pero no con su forma de transmitirlas.
Se ha criticado su obsesión por el énfasis en el amor propio, algo que ejerce una influencia adicional sobre las personas que ya se enfrentan a presiones sociales en su día a día. Por ello, tras hablar con vari@s expert@s en la materia… se supone que encontré la solución para la relación dañada de mi amiga con su cuerpo y para el ambiguo lenguaje del body positivity. ¿Su nombre? Body neutrality o neutralidad corporal.
¿En qué consiste realmente el concepto de body neutrality?
Puede sonar similar al body positivity, pero la distinción más significativa entre ambos conceptos es el énfasis reducido del body neutrality sobre el componente estético de nuestros cuerpos. “Ser corporalmente neutral es alejarse del ojo crítico y evaluador con el que constantemente nos miramos a nosotr@s mism@s”, afirma la farmacéutica Belén Acero, titular de la Farmacia Avenida América y especialista en nutrición.
En otras palabras, este concepto promueve la autoaceptación. Se trata de aceptarte a ti mism@, sentirte bien contigo mism@, pero sin necesariamente estar obsesionad@ con tu físico. “Es maravilloso que por fin se esté empezando a transmitir este mensaje de amor propio y autoestima. Anima mucho a ir contra esa cultura de dieta que tanto daño hace. Sin embargo, se debe seguir luchando por romper el canon establecido para incluir a todos los cuerpos”, nos cuenta Osiris Martínez, psiconutricionista especializada en trastornos alimenticios.
Sin embargo, “todavía vivimos en una sociedad en la que, constantemente se lanzan mensajes en contra de la autoaceptación. Vemos imágenes de cuerpos perfectos, nuestr@s amig@s nos hablan de los kilos que quieren perder o nos felicitan cuando perdemos algo de peso. A quién no le han dicho el típico “qué guap@ estás, ¿has adelgazado?». La buena noticia es que la relación con nuestro cuerpo puede trabajarse para que, cada vez, el aspecto físico tenga menos impacto en nosotr@s. Y es poco realista amar cada parte de nuestro cuerpo todo el tiempo. No podrás nunca querer tu cuerpo si no lo aceptas primero”, explica Osiris Martínez.
Es importante recordar que, a lo largo de las décadas, los estándares de belleza han ido cambiando. En los años 20, por ejemplo, con la chica garçonne o flapper girl también se desafió el canon establecido rompiendo con las siluetas impuestas por los corsés de la Belle Époque. En su día, estos cambios se produjeron gracias a los medios de comunicación impresos, ahora… son las redes sociales las que juegan un papel crucial.
¿Hacia dónde avanzamos como sociedad respecto al amor propio?
Y es que, a priori, la neutralidad corporal parece ser más acertada que el concepto body positivity, pero “yo como psicólogo especialista considero que a este movimiento le faltan muchos matices y que vuelve a ser otra etiqueta más. Nuestro cuerpo no es algo neutro, nuestro cuerpo se expresa y, por tanto, nos transmite. ¿Qué pasaría si no estamos atent@s a nuestro cuerpo? No es cuestión de alabarlo o castigarlo, se trata de prestar atención a sus cambios y asumir que todos tenemos buenos días y… malos días en los que cambiamos nuestra forma de pensar”, debate el citado psicólogo Daniel Orozco.
Para Orozco lo importante es, en definitiva, cuidar la mente para saber manejar las emociones hacia nuestro cuerpo y lo que proyectamos de él. “La solución no es pensar qué etiqueta me pongo o a qué movimiento pertenezco para sentirme más cómod@. Se trata de entender que tenemos que pedir ayuda a un especialista porque el problema nace del cerebro y de cómo este gestiona las cosas. El problema no es físico, aunque es cierto que un problema psíquico luego puede derivar a un problema físico. Pero aquí la base está en la psicología y esto es lo que se está olvidando en ambos movimientos”.
Parece que nuestros cuerpos seguirán mercantilizándose a nivel sistémico. El look del momento puede cambiar, pero la presión para ajustarse a él no lo hará. Entonces, ¿qué podemos hacer para crear una relación más saludable con nuestro cuerpo, más allá del componente estético? “Hay que hacer un esfuerzo activo para reducir la frecuencia con la que nos criticamos los rasgos físicos y, por supuesto, ser conscientes de ello para ser lo más neutrales posibles con nosotr@s y poder reducir la frecuencia con la que nos boicoteamos”, puntualiza la psiconutricionista Osiris Martínez.
En definitiva, deseamos avanzar sin ponernos etiquetas ni obsesionarnos con ningún movimiento concreto. Ni body positivity ni neutrality. La clave está en respetar nuestro cuerpo, pedir ayuda si lo necesitamos y cuidar al máximo de nuestra salud mental.