Barcelona sigue siendo una de las ciudades clave para entender la evolución de la moda española hacia la sostenibilidad. Algo que, en absoluto, nos sorprende. La capacidad creativa y productiva de esta ciudad es histórica y, a pesar de los convulsos tiempos que vivimos, parece inagotable.
Una buena muestra de ello es la firma de sportswear BRAVA FABRICS. En un antiguo almacén del barrio de Poblenou rehabilitado y convertido en un espacio creativo, showroom, oficina y estudio fotográfico, este colectivo ha conseguido crear un lugar para estar y para crecer.
«Es aquí donde pasamos la mayor parte de nuestro tiempo y ello nos ayuda a inspirarnos, a conectarnos, a desconectarnos y a crear. Es aquí donde nacen todas nuestras ideas. Surgen del buen trabajo en equipo a través de excelentes mentes creativas«, comentan desde la propia firma.
Las prendas de Brava Fabrics están creadas con una gran atención al detalle. Todas y cada una de ellas se discuten internamente y, antes de ser confeccionadas, se piden pequeñas muestras para asegurarse de que quedará exactamente como se desea. De este modo, el resultado final es siempre excelente.
Durante el proceso de producción, cada miembro del equipo tiene voz propia. Diariamente, debe haber un promedio de cuatro idiomas hablados en Brava Fabrics. ¿El motivo? Son casi 20 personas, de las cuales alrededor del 50% no son de origen local.
Esto también define el ADN de la firma: una gran mezcla de culturas y opiniones que conlleva un intercambio constante para promover la inspiración y el crecimiento diario. La creación de cualquier colección de Brava Fabrica comienza un año antes del lanzamiento oficial, cuando el equipo de Diseño de Producto define el concepto principal… inspirado en las cosas que aman.
«Una vez resueltas las cápsulas y sus temáticas, es hora de pensar en el concepto gráfico que las impulsará. Brava Fabrics encuentra gran parte de su inspiración en la cultura visual con especial atención al diseño, por lo que este paso define todo el proceso«, aclaran desde su web oficial.
En un tercer paso, se seleccionan los tejidos y, cómo no, todos los materiales utilizados deben haberse obtenido de forma sostenible y sin crueldad animal. Tras ello, es hora de pensar en términos de forma, patrón y ajuste mediante un equipo de diseño gráfico y el talento de Joan, su diseñadora de moda experta en evaluar los primeros cortes enviados por talleres de proximidad, poniendo especial atención al color y a los detalles de impresión.
Finalmente, cuando las primeras prendas llegan a la oficina, es el momento de realizar el fitting. Todo el equipo colabora en esta parte, mientras Joan observa y realiza los últimos cambios para que todo quede como estaba previsto.
Uno de los puntos fuertes de Brava Fabrics son, sin duda, sus colaboraciones y para hacerlas realidad crean sinergias con la cultura pop de los años 80. ¿Algunos ejemplos? Space Invaders, E.T., Regreso al Futuro, Miami Vice, El Coche Fantástico… Sin embargo, sus aciertos al plantear estas cápsulas no se limitan tan solo a series y films.
Brava Fabrics también ha apostado por leyendas cartoon como Popeye o Dónde Está Wally, empresas retrofuturistas como Polaroid o responsables de juguetes súper cuquis como Playmobil. Está última, protagonizada por sus increíbles Clicks, ha regresado esta temporada en edición limitada. Con ella, queda demostrado que la sostenibilidad pop es posible y también es… muy, muy apetecible.
Por último, hace tan solo un mes que Brava Fabrics ha lanzado una campaña de crowfunding en colaboración con La Bolsa Social para crecer más como empresa en la correcta dirección. Y para ello, su equipo ha grabado el siguiente vídeo anunciándolo. Un vídeo en el que aprovechan para dar las gracias. Y es de bien nacid@s ser agradecid@s.
