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MICROBIOTA INTESTINAL: ¿cuáles son los malos hábitos de alimentación que la dañan?

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19 mayo 2024

La microbiota intestinal juega un papel esencial en nuestra salud y bienestar general. Pero, ¿qué síntomas debemos tener en cuenta para saber si goza de buena salud?

En los últimos años, la ciencia ha descubierto (y demostrado) el papel esencial que desempeña el intestino en nuestra salud y bienestar. Los miles de millones de bacterias, hongos, virus y microorganismos que componen la microbiota intestinal se comunican con el resto del cuerpo, y una microflora más diversa (poblada con muchos «microbios buenos») se asocia con un bienestar físico y psicológico a largo plazo. Por eso es importante cuidarla, especialmente a través de buenos hábitos de alimentación.

La relación entre los buenos hábitos de alimentación y una microbiota intestinal sana

Cuando comes, no solo estás alimentando tu cuerpo, sino que también lo están haciendo los miles de millones de microbios que viven en el intestino. Desde la inmunidad hasta la salud mental, todo comienza en el intestino. De hecho, desde el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) aseguran que la conexión entre el intestino y el cerebro puede proteger la salud mental.

La inmunidad, el estado de ánimo o la calidad del sueño se pueden ver afectadas por una microbiota intestinal dañada.
Gran parte de nuestra salud física y mental está conectada con la buena salud intestinal.

Por ello, Yolanda Sanz, investigadora que lidera el grupo de Ecología Microbiana, Nutrición y Salud en el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA-CSIC), no duda en advertir sobre la importancia de una microbiota intestinal sana: “Nos protege frente al impacto de factores adversos (dietas deficientes, antibióticos, agentes infecciosos…) e interactúa con diversos órganos y sistemas, regulando múltiples funciones fisiológicas (metabólicas, inmunitarias o neurales) que son claves para nuestra salud. Si se perturba se puede romper esta relación de simbiosis y contribuir al desarrollo de diversas enfermedades, desde patologías intestinales a otras de tipo metabólico, mental o autoinmune”.

Impulsada por la relevancia científica, social y médica que han alcanzado enfermedades como la diabetes y la obesidad, junto con el creciente interés social por la salud mental, la comunidad científica ha sugerido que la microbiota intestinal podría desempeñar un papel crucial en el desarrollo de tratamientos para enfermedades neurodegenerativas, metabólicas y psicológicas. Esto incluye alteraciones del estado de ánimo, estrés o ansiedad. De ahí la importancia de llevar unos buenos hábitos de alimentación para gozar de una buena salud intestinal. Porque… ¡sí, la clave está en el contenido de nuestros platos!

Las señales que advierten sobre una microbiota intestinal dañada

Cuando se trata de salud intestinal, lo primero que hay que tener en cuenta es si se tiene estreñimiento o diarrea, porque ambos son signos de que algo anda mal. Estos síntomas pueden indicar que el intestino tiene dificultades para asimilar los alimentos o que tiene un desequilibrio microbiano. Si alguno de estos síntomas persiste durante más de siete días, o si la frecuencia en las deposiciones cambia y afecta a la vida diaria, es recomendable consultar siempre con un médico especialista.

Otra de las señales clave para detectar que nuestra microbiota intestinal puede estar alterada es la hinchazón. Cuando es realmente notoria se convierte en un síntoma ante el que hay que estar alerta. Además, si llega al punto en el que tienes muchos gases y es realmente incómodo o doloroso, es otra señal de que tu salud intestinal puede estar dañada. El reflujo ácido también indica que algo que estás comiendo no es adecuado para ti (o para tu intestino en concreto).

Las frutas con vitaminas son esenciales para evitar una deficiencia nutricional que dañe la microbiota.
Tomar alimentos ricos en vitaminas evita sufrir una alteración de la microbiota intestinal.

Asimismo, una deficiencia de vitaminas o nutrientes puede ser un signo de una dieta inadecuada o de un problema para absorber los nutrientes de los alimentos. Una de las razones por las que la mayoría de las personas descubren que son celíacos, es decir, alérgicos al gluten, es porque se someten a pruebas adicionales para detectar estas deficiencias. Y es aquí donde, una vez más, aparecen síntomas de una alteración de la microbiota intestinal.

Como hemos adelantado al principio del artículo (avalado por la experta del CSIC), ya sea por ansiedad, estrés u otros problemas psicológicos, la dieta (y la salud intestinal) están relacionadas con el estado de ánimo. Y, por tanto, la sensación de fatiga o falta de energía puede ser un signo de mala salud intestinal. Por último, y no por ello menos importante, la piel es el reflejo del alma. Afecciones cutáneas como el acné, el eccema y la psoriasis están también estrechamente relacionadas con el intestino.

¿Cómo cuidar bien de la microbiota intestinal mientras comemos?

La alimentación es uno de los primeros factores que influye en la composición de la microbiota intestinal. Y el impacto es relativamente rápido. Un cambio en la dieta modificará la microbiota en pocos días. De hecho, comer una amplia variedad de alimentos, especialmente frutas y verduras, será beneficioso para nuestra flora intestinal. Además, lo que mantendrá la riqueza y diversidad de microorganismos en el intestino será una dieta sana, alejada de los alimentos ultraprocesados, los azúcares refinados y las grasas saturadas.

Una alimentación saludable es la clave para mantener en buena forma nuestra microbiota intestinal.
Frutas, verduras, legumbres, cereales… ¡son esenciales para cuidar de la microbiota!

Por otro lado, las fibras también actuarán positivamente sobre nuestra microbiota intestinal. Tienen un papel prebiótico, es decir, nutren las bacterias intestinales para hacerlas proliferar, ya que no son digeridas por el organismo humano. Se encuentran en frutas, verduras, legumbres y cereales. Los alimentos fermentados, como el yogur, la kombucha o el kéfir, también son excelentes aliados de la flora intestinal. Y por último, los microbios de los alimentos fermentados, llamados probióticos, producen vitaminas y otros nutrientes muy beneficiosos para el intestino.

Malos hábitos de alimentación vs. buena salud intestinal

Pero si una dieta sana, variada, rica en fibra y alimentos fermentados beneficia nuestra microbiota intestinal, la comida basura la debilita. Los alimentos procesados ​​o ultraprocesados ​​(ricos en aditivos alimentarios como emulsionantes) agotan la microbiota y sus bacterias. Son una mala opción que propicia la aparición estados inflamatorios y el desarrollo de enfermedades crónicas.

La microbiota intestinal evita que los microbios malos proliferen y causen diversas enfermedades.
¿Alimentos procesados o ricos en fibra? Sin duda, los segundos son los más aconsejables.

Así lo reveló también un estudio, publicado en 2021 en la revista Nature Medicine. Los investigadores habían demostrado que los «microbios malos”, es decir, los que son patógenos y favorecen la aparición de enfermedades, eran más frecuentes en las personas que consumían alimentos procesados, bajos en fibra y ricos en aditivos alimentarios.

Lo que esta investigación ha mostrado, por primera vez, es el vínculo entre la calidad de los alimentos que comemos, la calidad de nuestros microbiomas y las consecuencias directas sobre nuestra salud. ¿Entiendes ahora la importancia de llevar unos buenos hábitos de alimentación y cuál es su impacto en el bienestar general (y la microbiota intestinal en particular)?

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