Desde que comenzó la andadura de ECOLOVER hemos tratado de reivindicar, una y otra vez, el valor de la cerámica como material respetuoso con el medioambiente. Su proceso de producción es energéticamente eficiente y con bajas emisiones contaminantes, no libera ninguna emisión nociva una vez colocada en los espacios, tiene una larga vida útil y una alta tasa de reciclaje.
Por ello, es hora de apoyar una nueva generación de ceramistas que ha llegado para renovar un arte que se debate entre la belleza y la funcionalidad… porque la cerámica aúna ambas características y es capaz de decorar y ser útil al unísono. O quizás no para mostrar su cara más creativa e inesperada. Para comprobarlo… nada mejor que descubrir el sorprendente trabajo de estos diez artistas.
Imitando la textura esponjosa de especímenes vivos como los hongos, el musgo marino y las raíces, las obras de Claire encarnan varias dualidades, desde lo duro y lo blando hasta la estasis y el crecimiento. Sus animadas piezas de cerámica también hacen referencia a la relación entre los procesos biológicos y la intervención humana, ya que la artista esculpe formas orgánicas y después engrandece su aspecto de un modo exagerado pero… impactante. Y todo ello lo hace en su taller de la campiña en Montpellier.
Esta artista norteamericana afincada en Francia desde hace 40 años es toda una experta en investigar las posibilidades de la cerámica a través de sus obras. Funcionales o no, Luisa explora la forma, el color y la técnica para expresar la belleza y la emoción a través de formas bastante simples. En cuanto al material en si mismo, le fascina la complejidad de la arcilla, su transformación de sólido a líquido, de crudo a cocido, y su contraste entre limpio y sucio, áspero y brillante, opaco y diáfano.
Para Mimi, el arte no es una profesión, es una forma de ser. Es una práctica y una forma de poesía. Es una reacción contra el comercio y el mundo digital. Mimi, residente en Londres y ex alumna del Royal College of Art, estudió cerámica en la Universidad Wonkwang de su Corea natal y luego se convirtió en aprendiz de un ceramista canadiense en las afueras de Vancouver. Muchas de sus obras combinan la arcilla con materiales como bandas elásticas, lana para tejer y objetos encontrados en charity shops.
Trozos abultados de esmalte y gotas suaves y moteadas fluyen de las esculturas de cerámica maciza de este artista con sede en Los Ángeles. Su característico estilo abstracto sorprende a través de latas de pintura y recipientes que rezuman restos costrosos como si fueran erupciones volcánicas. Brian construye cada pieza a partir de una combinación de fragmentos de arcilla, esmalte y vidrio a través de múltiples rondas de cocción en el horno. Y todo ello forma fascinantes caleidoscopios de color y textura.
Esta artista de la cerámica con sede en el Reino Unido se propuso, desde el 1 de enero de 2018, crear una nueva botella cada día durante 100 días seguidos. Al limitarse a una sola forma, Anna pudo expandir su creatividad para formular nuevos diseños que antes no había explorado en su práctica. Cada botella de cerámica blanca tenía una forma uniforme, pero los diseños que creaba en la superficie diferían cada día. Después de completar su proyecto, creó un «calendario de arcilla» que se puede visitar en su web.
Doblándose y moviéndose como si estuvieran a punto de salir de la habitación, las divertidas esculturas de cerámica de Linda forman parte de la serie en curso Dust Furries. En ella, los diferentes niveles de color complementan las texturas flexibles de las obras a modo de «pelaje». Y a continuación, pequeñas piezas que representan pelusas o recortes abstractos flotan sobre su superficie como atraídas por la electricidad estática. El resultado final es colorista, táctil y sorprendentemente estimulante.
Después de estudiar cerámica en la universidad, Janny trabajó como escultora de animación y juguetes. Sus piezas incorporan colores en degradados o patrones en superficies texturizadas que muestran dónde ella ha empujado y formado rítmicamente la arcilla con sus dedos, enfatizando la conexión entre la creadora y el objeto. Asimétricas y bulbosas, sus esculturas de otro mundo recuerdan a rocas, cactus, coral o microorganismos. Aunque, para ella, la ambigüedad a la hora de entenderlas sea lo esencial.
Amplias sonrisas juguetonas y hocicos pecosos se asoman a través de los exteriores chorreantes de las vasijas de cerámica de Philip. El artista residente en el condado de Orange es conocido por sus jarrones encorvados y tazas llenas de gotas de arcilla, que parecen suspendidas en estado líquido a medida que rezuman y gotean por las paredes de cada recipiente. Al crear sus obras, el artista empuja, dobla y jala las piezas hasta darles su forma amorfa final, a veces dejando que el material se seque un poco para facilitar la manipulación.
Desde su estudio en París, esta artista construye a mano recipientes de gres amorfo que imitan una amplia gama de criaturas y formas de vida que se encuentran en la naturaleza. Conductos huecos y espinas puntiagudas cubren las superficies de las formas cavernosas, evocando ambiguamente vainas de semillas, frutas tropicales como el rambután o el durián y pequeños organismos marinos. Inspirada por las ilustraciones biológicas de Ernst Haeckel, Julie ha creado un universo propio lleno de maravillosas texturas orgánicas.
Y por último, esta artista con sede en Birmingham revitaliza jarrones y cuencos destrozados fusionando técnicas artesanales tradicionales. ¿Cómo? Envolviendo una selección de sedas y telas vintage alrededor de fragmentos de cerámica individuales, uniendo las piezas rotas con hilo bien cosido. Usando el efecto vidriera con flores antiguas y otros motivos ornamentales, los mosaicos resultantes ocultan la forma original de la cerámica, un acabado reconfigurado que a veces se ve interrumpido por piezas faltantes y bordes irregulares.