Hoy en día, la importancia de los sistemas de calefacción de bajo consumo y del aislamiento de las viviendas es fundamental. Sin embargo, poco se habla del potencial de ahorro energético de la ropa, a pesar de que también se ha avanzado mucho en este campo. La ropa térmica es una opción, en este sentido, que conlleva un coste mucho más pequeño.
La calefacción tradicional sigue consumiendo una enorme cantidad de energía, que procede casi exclusivamente de los combustibles fósiles. El aislamiento de las viviendas y los aparatos de calefacción energéticamente eficientes más modernos son caros, lo que implica que muchas personas no puedan permitirse esta inversión.
Por ello, una estupenda alternativa es utilizar ropa térmica para mantener el calor corporal. Y el principio es el mismo que se aplica a nuestras casas. Con una diferencia de escala: mientras que el aislamiento de un edificio requiere todo un arsenal de materiales, el de nuestro cuerpo requiere solo una pequeña superficie aislante.
Es importante no pasar por alto el hecho de que nuestro propio cuerpo también es un aparato de calefacción. Su temperatura media es de 37° C y la de su piel oscila entre 33° y 34° C. Dado que la temperatura del entorno suele ser inferior, nuestro cuerpo emite constantemente calor a la atmósfera.
Cierto es que un pequeño porcentaje de este calor se pierde mediante la respiración, pero la mayor parte de la pérdida de calor se produce a través de la piel. Pues bien, para limitar esta transferencia de calor de la piel al medioambiente, la mayoría de los mamíferos y de las aves están cubiertos de pelo o plumas. Los seres humanos al no disponer de esta protección… pueden recurrir a la ropa térmica.
Así pues, el aislamiento del cuerpo es mucho más eficiente desde el punto de vista energético que el aislamiento del espacio en el que se encuentra este cuerpo. Una capa de ropa térmica permite bajar el termostato al menos 4° C, ahorrando… ¡hasta un 40% de energía de calefacción! Sobre nuestra piel, este tipo de prendas evitan el efecto chimenea, es decir, la pérdida de aire caliente ventilado durante el movimiento.
Con ellas, se gana en calor sin perder comodidad, gracias al uso de nuevos tejidos cálidos, finos y ligeros. Sin embargo… en el ámbito de la ropa térmica este tipo de tejidos suelen ser de origen sintético. La pregunta es: ¿es posible adquirir ropa térmica que sea ecofriendly? Y la respuesta la tenéis en las siguientes cuatro marcas made in Europe.
Gracias a su proyecto REDCYCLE han creado, con redes de pesca en desuso, un nuevo tejido de nylon reciclado. Y con botellas de plástico post-consumo, tanto del contenedor amarillo como recogidas directamente del mar, crean poliéster reciclado a través de su proyecto SEACYCLE. Con todo ello confeccionan la mayoría de su ropa térmica, a la que se añade el tratamiento antibacterial y biodegradable S-Café basado en el uso de posos que previene los olores de las prendas.
Atención a la ropa térmica de lana merino y seda de esta empresa catalana fundada por Glòria Figueres y Joan Prous. Si tienes frío te calienta con tu propio calor y si tienes calor transpira ya que está confeccionada con fibras naturales. ¡Incluso mojada sigue calentando! Además, la lana merino retarda la aparición de los malos olores y no hace falta lavar las prendas después de cada uso, simplemente aireándolas un poco es suficiente. Un detalle más… hay camisetas ideales con cuello alto.
De origen noruego y producción suiza, la ropa térmica de esta firma que pertenece a la línea Active X-Warm Eco se confecciona con poliéster reciclado. Y a ello se le añade su avanzada tecnología ZeroScent para ofrecer una excelente resistencia a los olores. En sus prendas se utilizan almohadillas aislantes suaves para proteger del frío las zonas del cuerpo especialmente sensibles, proporcionando un aislamiento excelente y un control de la humedad que garantiza mantenerse abrigad@ en todo momento.
Esta empresa alemana confecciona desde 1995 ropa térmica interior con lana merino proveniente de sus propias granjas en la región de Tasmania. Esta fibra natural ofrece ventajas particulares debido a su diámetro súper fino y a su excelente durabilidad. En Ortovox solo se usan fibras de lana de 18-19 micras (una micra = una milésima de milímetro). Hay diámetros de fibra más finos, pero éstos no se pueden procesar realmente de forma económica y, además, no ofrecen la resistencia necesaria que se exige al producir este tipo de prendas.
