Ubicada en Puglia (Italia), su diseñadora defiende la libertad de expresión para vestir su slow fashion de inspiración rockera
En la web de Marina Eerrie se puede leer una cita que, probablemente, define muy bien su propia visión de la vida. Dice así: “Si eres sexista, racista, homófobo o básicamente un imbécil, no compres este CD. No me importa si te gusto, te odio”. Es de Kurt Cobain, uno de los referentes musicales más claros para una propuesta de moda con estilo grunge que, por ello, no renuncia a ser sexy o romántica según proceda.
De la URSS a Japón… y a Rusia
Su fundadora pasó la mayor parte de su infancia en la isla Sakhalin (situada en el extremo este de Rusia, a solo una hora de vuelo desde Japón), y para un niña fue increíble por su poderosa naturaleza y porque la ciudad está rodeada por mar y montaña. A finales de los años 90, tras la disolución de la URSS, su familia se mudó a Japón por un par de años.
Fue entonces cuando Marina conectó con la industria de la moda por primera vez. ¿La razón? Su madre le llevó a una agencia de modelos cuando tenía 4 años para ganar dinero extra. Y después, a los 7 años, le apuntó en el único curso de costura de la ciudad. Su talento para coser era innato a pesar de su precocidad rodeada de alumnas que ya eran adolescentes.
Tras regresar a la Rusia postsoviética a principios de los 2000s, Marina fue testigo de una renovación cultural que se reflejó en las artes y en la música. Fue el período en el que, por ejemplo, el dúo tATu tuvo un gran éxito mundial y se convirtió en un símbolo de cambio para una generación. Lamentablemente, el proceso se paralizó unos años después por razones políticas que perduran hasta el día de hoy, pero Marina acabó residiendo en Moscú en compañía de su hermana.
El salto a Londres y después a…
Durante su adolescencia moscovita, Marina se sentía frustrada por el futuro y por quién quería ser, así que elegió la estabilidad y fue a una facultad de Derecho Internacional. Pero… su futuro marido le abrió los ojos y le animó a volar a Londres. Con la ayuda de ambas familias se matriculó en una escuela de diseño y consiguió trabajar como pasante especializada en diseñar bordados en… ¡Alexander McQueen! Según la propia Marina comentó en la web de Metal «durante esa etapa aproveché para aprender a trabajar en equipo. Digamos que no nací con esa habilidad«.
El resto de sus prácticas las realizó en las firmas Self-Portrait y 16Arlington y, en 2019, comenzó a desarrollar su colección de posgrado, titulada Riot 2036, como una reflexión sobre la militarización, la propaganda y las violaciones de derechos humanos por parte de Rusia. Tras graduarse durante el primer confinamiento, Marina se mudó a la localidad de Ostuni en la Puglia italiana para descubrir el trabajo de los y las artesanas locales y conseguir lanzar su primera (e impactante) colección.
La cara sostenible del estilo grunge
Desde el minuto cero crear su ropa de la manera más ética posible fue esencial para Marina. Por ello, al menos el 90% de las telas que usa son recicladas o proceden de deadstocks textiles. Incluso detalles como los botones se fabrican también con materiales reciclados. Obviamente, a Marina le fue difícil buscar proveedores en un país nuevo donde no hablaba bien el idioma y la investigación le llevó casi un año.
Al final, encontró en los deadstocks una opción sostenible que funciona para una diseñadora emergente como ella. Entre la producción de un tejido reciclado y el uso de tejidos ya cortados que iban a ser desechados, Marina eligió lo último. Además, esta es una de las razones por las que le encantan los vanguardistas corsés: sus patrones son pequeños y se puede reciclar cada pequeño trozo de tela para el nuevo diseño reduciendo el desperdicio.
Respecto a los corsés, la diseñadora ha reconocido en su entrevista para Metal que «existe una delgada línea entre un corsé como prenda empoderadora y una herramienta de cosificación«. Sin embargo, al usarlos como prenda exterior, si una mujer se siente segura y fuerte con ellos, el resultado es empoderador. Es liberador porque permiten expresar la propia sexualidad de la manera que se quiera. Y si además, se han creado con estilo grunge, ¿podrían ser considerados como un acto de rebelión? Sin duda.
Y sobre sus últimos diseños, la diseñadora rusa afincada en Italia afirma que son una especie de escapismo de la cruda realidad. Surgen de aquello que realmente le hace feliz, es decir, se inspiran en la naturaleza y en la música. Y a través de ellos se perciben evidentes dualidades porque son oscuros y claros, frágiles y fuertes, románticos y casi agresivos. Todo ello y mucho más forma parte del particular universo de moda con estilo grunge de Marina Eerrie.