Lejos de las tendencias beauty o de crear una propuesta demasiado agresiva para la piel. Así es como Irene Forte ha planteado desde un principio su firma homónima de skincare. Para conseguirlo, ha incluido en sus productos una gran cantidad de ingredientes orgánicos de alta calidad, manteniendo el equilibrio de la piel y promoviendo su salud.
“Muchos de ellos provienen de nuestra huerta en Sicilia. Y es que, de la misma manera que la dieta mediterránea promueve la salud desde dentro hacia afuera, creemos que los ingredientes ricos en nutrientes de ácidos grasos, vitaminas y antioxidantes también son muy beneficiosos cuando se aplican tópicamente”, asegura la CEO de esta firma made in Italy en su página oficial.
Y así, inspirada en el estilo de vida mediterráneo, en lo sencillo de las cosas y en un enfoque holístico de la belleza, nació IRENE FORTE SKINCARE a modo de protesta contra las firmas beauty convencionales. Forte siente auténtica frustración por la formulación de los productos que habitualmente ofrece el mercado, ya que están muy lejos de ser realmente clean y sostenibles.
Durante nueve años su firma funcionó en los spa de los hoteles de lujo Rocco Forte. Fue entonces cuando Irene Forte se dio cuenta de que sus propios productos destacaban entre l@s clientes y, por ello, mejoró las formulaciones naturales respaldada por el conocimiento científico de la Dra. Ferri.
Los beneficios de la dieta mediterránea… en la piel
Esta dieta, ampliamente considerada como la más limpia, sana y equilibrada del mundo, es la fuente de inspiración de todos los productos de Irene Forte: “La dieta mediterránea es elegida por todas las personas que buscan los beneficios de una vida larga y saludable a base de aceites saludables y productos sin procesar. Al aportar a la piel su gran cantidad de vitaminas, ácidos grasos y antioxidantes, proporcionamos un tratamiento de skincare a través de la hidratación, el rejuvenecimiento y el equilibrio del microbioma cutáneo”.
¿Qué ingredientes suele incluir Irene Forte en sus productos? Sobre todo, aceites ricos en omega (3, 6 y 9), como el aceite de oliva, el aceite de almendras dulces y el aceite de pistacho. La aplicación tópica de ácidos grasos omega ayuda a fortalecer y suavizar la superficie de la piel; reparar la barrera cutánea para mejorar la hidratación y la elasticidad; calmar la piel irritada, sensible y enrojecida; reducir el daño inducido por los rayos ultravioletas y los signos del envejecimiento; nutrir y proteger la piel contra el daño ambiental; y regular la producción de sebo.
“También utilizamos vino blanco vegano y ecológico, que proviene de un viñedo cercano a nuestra finca, Di Giovanna. Es rico en proantocianidinas que hidratan y actúan como antioxidante, protegiendo la piel contra el daño causado por los radicales libres y favoreciendo la renovación celular. Además, utilizamos el aceite de semilla de oliva reciclado de un agricultor del norte de Italia, que contiene todos los aminoácidos esenciales y un polifenol particular, Nuzhenide. Estos compuestos tienen propiedades antioxidantes, regeneradoras, antiinflamatorias e hidratantes”, puntualiza Irene Forte.
Los conservantes de los productos son vitaminas
¡Que no cunda el pánico con el tema de los conservantes! La función de éstos es “prolongar la vida útil de los productos y proteger a los consumidores de irritaciones e infecciones. Se utilizan, tradicionalmente, para prevenir el crecimiento de bacterias, hongos y moho”, asegura la agencia WGSN, autoridad mundial en tendencias relacionadas con el consumo.
“Queríamos asegurarnos de que nuestros productos fueran lo más clean posible. No utilizamos parabenos. Y buscamos una serie de ingredientes «naturales o derivados de la naturaleza» para ayudar a preservar nuestros productos, que también son antioxidantes o tienen otros beneficios. Algunos ejemplos son: tocoferol (una forma de vitamina E aislada de los aceites vegetales), ácido cítrico (un ácido orgánico de frutas usado en baja concentración, que también estabiliza los niveles de pH) o palmitato de ascorbilo (también conocido como vitamina C estabilizada)”, detalla Irene Forte.
Sin embargo, conservar las fórmulas naturales es un desafío: “Tuvimos que hacer pruebas durante dos años, fórmula por fórmula. Para algunos productos, hemos descubierto que es necesario agregar un 0,3 % de hidroxiacetofenona. Es un conservante que ha sido creado químicamente para imitar un ingrediente natural, la frambuesa, y por lo tanto también es un antioxidante para la piel. También hemos cambiado todos nuestros tarros por botellas airless, que aseguran una mejor y más duradera conservación”.
Y por supuesto, el packaging es eco-responsable
En este sentido, Irene Forte es muy concisa: “Nuestras cajas están hechas de papel que contiene fibra 100 % reciclada. El forro interior también está fabricado con cartón 100% reciclado. Solo utilizamos tintas vegetales. Las botellas y tarros están hechos de vidrio reciclable y contienen un componente de plástico de base biológica, que se puede reciclar a través de nuestro programa en colaboración con la empresa The First Mile”.
Y, por último, algo para destacar por ser muy innovador es que la caja de los productos de Irene Forte Skincare, así como los formatos refill, presentan un código QR donde se explica al cliente cómo reciclar cada uno de sus productos y dónde deben de dirigirse para hacerlo. De hecho, para aquellas personas que no tengan tiempo, han facilitado una dirección de devolución para que los puedan enviar fácilmente para su reciclaje.
