¿Cómo debería ser el guardarropa parisino de los próximos diez años para el día a día? Probablemente como el que ha definido la firma SÉZANE en los últimos diez años desde que su fundadora, Morgane Sézalory, iniciara su aventura en la moda. Sería elegante, intemporal y chic, muy chic. Cómo no.
«Sézane es, sobre todo, una historia de vida(s), que toma forma, se deforma, se vuelve a formar… una historia de mujeres y hombres que necesitan un sentido. Es mi historia y la de todos los que contribuyeron a escribirla. Elevando constantemente el nivel de exigencia (o todo o nada) para seguir con su escritura». Así es el mensaje que Morgane transmite desde su web para celebrar el aniversario. Y la efeméride no se queda solo en palabras. Ha tomado la forma de una colección cápsula, pero… presiono el botón de rewind primero.
Sézane fue la primera marca de moda concebida digitalmente en Francia. Cuando el resto tardó lo suyo en aventurarse con el comercio electrónico, con la creencia permanente de que Internet no podría aproximarse a la experiencia de probarse ropa en una tienda, Morgane insistió en que las compras online eran una forma directa de establecer relaciones con los clientes y eran idóneas para ofrecerles los mejores precios por productos bien diseñados y producidos de manera responsable.
No se equivocaba. ¿Se le puede considerar en este sentido una pionera? Totalmente. Tras terminar su licenciatura con tan solo 20 años, Morgane se tomó un año sabático para considerar su futuro. Entre trabajos de venta al por menor, dedicó su tiempo a buscar ropa y accesorios usados. Siguió siendo un pasatiempo hasta que su hermana se mudó a Londres y le dejó entre cajas llenas de artículos antiguos. Probó suerte en eBay y… rápidamente vendió todo. Este éxito le motivó para convertir su afición por el estilo vintage en un negocio propio y virtual.
En 2008, presentó su primera e-shop, Les Composantes, a través de un blog que mostraba cómo diseñar cada pieza vintage como parte de un look completo. Aunque no tenía una formación formal en diseño, esta experiencia le animó a diseñar sus propias piezas y, en 2013, nació Sézane, una contracción de su nombre y apellido.
La marca comenzó con colecciones en ediciones limitadas de 50 a 100 piezas que se daban a conocer mensualmente a través de citas exclusivas online. ¡Toda una innovación para esa época! Muy pronto su comunidad creció de tal modo que su modelo de negocio tuvo que transformarse para funcionar como en la actualidad y… apostar por la sostenibilidad.
Desde la elección de los métodos de producción, las materias primas y las condiciones de trabajo, hasta su huella ambiental y su compromiso con la comunidad, Sézane ostenta la certificación B-Corp porque es la validación estricta e independiente de lo que representa: tres cuartas partes de los materiales de sus colecciones actuales son ecológicos.
Y además, desde 2018, Sézane ha recaudado más de 4,5 millones de euros para su programa filantrópico DEMAIN. El 21 de cada mes, el 10 % de sus ventas globales y el 100 % de las ganancias de un diseño se donan a programas que apoyan el acceso a la educación y promueven la igualdad de oportunidades para l@s niñ@s de todo el mundo. En España, concretamente, la donación mensual se realiza a la Fundación ANAR.
Como he comentado al inicio de este post, el savoir faire de Sézane cumple una década triunfando y, por ello, se ha puesto a la venta una cápsula que resume su esencia. Una esencia que Morgane extrae de multitud de vivencias propias: «Me inspiro en las personas que quiero, en los días, en las emociones y en las imágenes que marcan… En mis primeros años en Kinshasa, en la música y en los paisajes que nos mecían a mi hermano, a mi hermana y a mí. En las sonrisas de nuestra fantástica madre… en su fuerza de vida, en el arroz con azafrán, en el optimismo del señor Grand, en mi amor por Helena Almeida o en los biombos japoneses, en las horas paralelas, en la magia y en los porqués de Nina & Olivia, fan de Bob, Sixto y Moustaki«.
