La fast fashion está recurriendo a la biomasa que genera la madera y los residuos agrícolas para evitar el uso del carbón. Y los grupos climáticos afirman que no es mejor alternativa
En lo más profundo de la cadena de suministro de la fast fashion se encuentra la parte más sucia de este negocio: el proceso de teñido y tratamiento de telas de alta energía. Más de la mitad de las emisiones de calentamiento global de la industria están vinculadas a este paso, en gran parte debido a las calderas de carbón que se utilizan comúnmente para generar las altas temperaturas necesarias para colorear y terminar los textiles.
Por ello, se puede afirmar a ciencia cierta que el suministro barato y abundante de carbón, el combustible fósil más contaminante del mundo, es lo que realmente impulsa la cadena de suministro de esta parte de la industria de la moda y su capacidad para producir millones de prendas de bajo costo al año.
Pues bien, para cumplir con el nuevo e inminente marco legal que exige, por fin, cumplir con determinados compromisos medioambientales, muchas de estas empresas se han comprometido a eliminarlo de sus cadenas de suministro al amparo de la iniciativa climática insignia de la industria, la Carta de la Moda de las Naciones Unidas para la Acción Climática. Y lo han sustituido por la biomasa… una opción que no es del todo responsable.
Pero, ¿qué es la biomasa?
Es una alternativa ampliamente aceptada como un combustible de transición con bajas emisiones de carbono, pero algunas organizaciones medioambientales dicen que no conviene. La biomasa es una amplia categoría que abarca el material orgánico renovable que proviene de plantas y animales. Y ello incluye materiales como la madera, los residuos agrícolas e incluso el estiércol.
Es, sin duda, una opción atractiva para las empresas de moda que buscan una rápida solución en su plan de acción climática porque es un intercambio relativamente simple por carbón que no requiere mucha inversión para adaptar la infraestructura existente. Aunque la quema de biomasa todavía emite carbono como combustibles fósiles, a menudo se la define como una fuente de energía renovable o neutral en carbono porque replantar árboles o cultivar nuevos cultivos puede compensar las emisiones liberadas durante su combustión.
Por todo ello, varios gobiernos, desde el Reino Unido hasta Indonesia, ya han adoptado la biomasa como una solución climática, ofreciendo subsidios para ayudar a hacer crecer el sector. Todavía es pronto para determinar cuánta biomasa se utiliza en la industria actual de la moda, pero en un reciente estudio de la ong Stand.earth ya se concluye que el uso de calderas de biomasa en el sector es muy significativo y se está expandiendo.
¿Por qué usar biomasa es polémico?
Así de primeras, los grupos medioambientales afirman que la idea de que la biomasa siempre es menos contaminante que el carbón es errónea. Por otra parte, la comunidad científica, ha planteado dudas sobre el potencial de la biomasa para reducir las emisiones. ¿Cómo? Basándose, por ejemplo, en que la madera es una fuente de combustible menos eficiente que el carbón o el gas. Cuando los árboles se cortan para generar energía, pueden tardar años en volver a crecer lo suficiente como para compensar el carbono liberado.
Por lógica, existe la preocupación de que la creciente demanda de biomasa pueda alimentar la deforestación, amenazar a las comunidades indígenas y competir con los cultivos alimentarios por la tierra, el agua y otros recursos. Según el medio online BOF, un estudio de la Universidad Royal Holloway de 2021 sobre Camboya concluyó que es probable que cientos de toneladas de madera forestal cosechada ilegalmente sean quemadas diariamente por las fábricas que fabrican ropa para marcas internacionales de moda en el país.
Por último, a los grupos climáticos les preocupa que un cambio a las calderas de biomasa pueda retrasar un impulso a la energía renovable, especialmente en Asia. ¿La principal razón? Los fabricantes de fast fashion están ya apoyando su inagotable producción en un tipo de infraestructura que depende de la biomasa de cara a los próximos años.
Y la Carta de la Moda se pronunció…
Cómo era de esperar, las grandes empresas de fast fashion admiten que son conscientes de los riesgos asociados con la biomasa y que están trabajando para garantizar que su uso en sus cadenas de suministro sea responsable. Según ellas, se están realizando esfuerzos para establecer normas y directrices de abastecimiento para reducir el riesgo de vínculos con la deforestación.
Mientras tanto, los grupos climáticos argumentan que es probable que tales esfuerzos dependan de certificaciones que no siempre son sólidas y que, simplemente, no hay suficiente suministro constante de biomasa para satisfacer la imparable demanda. Así de claro.
Recientemente, unas 30 organizaciones medioambientales escribieron a la citada Carta de la Moda de las Naciones Unidas pidiéndole que excluya el uso de biomasa de sus recomendaciones para la acción climática. Y la iniciativa en cuestión respondió que, por el momento, no ha adoptado una posición oficial sobre la biomasa. En fin. ¿Algunas soluciones alternativas? La electrificación, las bombas de calor y la inversión en el suministro de energía renovable, alternativas que obviamente son más costosas, más complicadas y más largas de implementar.
